El presente artículo convida exploraciones y reflexiones provenientes de investigaciones en curso, sobre las bases modernas/coloniales de la razón evaluadora. Partiendo de la pregunta mínima por el racismo epistémico, nos adentramos en fuentes de análisis que invitan a pensar cómo al interior de la educación habita, desde la Conquista de América y el establecimiento de la modernidad/colonialidad, dicho tipo de racionalidad y su eurocentrismo como referencia inexorable en la configuración de planteamientos pedagógicos que se alinean con las necesidades cognitivas del capitalismo. En este sentido, se indaga sobre la formación de la escuela moderna/colonial que convierte a enseñantes en examinadores, evaluadores, ejecutores, y a estudiantes en subjetividades sospechosas potencialmente condenables y culpables hasta que demuestren lo contrario. Por ello, se dedica un pasaje a analizar la figura del evaluador y se continúa con un abordaje de algunas violencias implicadas en su razón (patriarcal) de ser y hacer. Desde allí, percibimos un conglomerado experiencial que intenta metaforizar el maltrato a la educación (como fuerza vital y no como cosa disciplinar) por avistar avatares pedagógicos de alteridad que habiliten un desprendimiento como re-existencia educativa. Hacia el final, se brinda una discusión con bell hooks como forma de ver diferentes persistencias del problema y la importancia de descolonizar la educación como práctica de la libertad. Por último, se explicitan las mañas “metodológicas” conjugadas (la ironía vital, la letra de lo mínimo, la sensibilidad fronteriza) en la travesía y se recapitulan aspectos medulares en torno a una educación festiva con un inaplazable trasfondo de lucha.