“…En segundo lugar, y de acuerdo al marco teórico que visualiza a los padres como víctimas indirectas, se ha desarrollado la necesidad de expandir el tratamiento psicoterapéutico también hacia estas figuras, trabajando con las repercusiones y el daño provocado en ellas por la situación de agresión (Elliott & Carnes, 2001;Massat & Lundy, 1999;Sinclair & Martínez, 2006). En esta línea, aun cuando se reconoce que no todos los padres experimentan una vivencia traumática a partir de la develación del hijo (McCourt, Peel & O'Carroll, 1998), se ha enfatizado la necesidad de trabajar con esta población, entendiendo que, al igual que quienes han sido víctimas directas, los padres necesitan no solo ayudar a sus hijos, sino también lidiar con las consecuencias de la agresión en sus propias vidas (Álvarez Zavala, Socorro & Capella Sepúlveda, 2012).…”