“…En este proceso histórico, a partir de la reestructuración productiva de finales de la década de 1970 y la consecuente configuración de nuevas formas de organización del trabajo, este capitalismo de la etapa neoliberal se caracteriza por una importante reducción en la participación del sector industrial (secundario) en el producto interno bruto (pib) y, como consecuencia, en la generación de empleos, mientras que, por el otro lado, se ha experimentado un importante crecimiento del sector terciario, o sea, en servicios y comercio, contribuyendo con aproximadamente 69% del pib, contra el 30% que representa el sector secundario (Flores et al, 2013). Esto significa una transformación para el mundo del trabajo, ya que la estabilidad en el empleo, la relación contractual formal entre empresa y trabajador, la prestación de servicios a jornada completa y por tiempo indefinido, sindicalización y seguridad social, entre otros, abren paso a la diversidad y fragmentación del empleo, al incremento del trabajo a tiempo parcial, los subcontratos, los trabajos a distancia y a destajo, el muy evidente retroceso de las prestaciones sociales, la creciente informalidad, etc.…”