En los años 70 en Cataluña comienza un cambio en la percepción que la población tiene sobre la naturaleza, que pasa de ser una fuente de materia prima o superficie edificable a ser vista de un modo más amplio como patrimonio natural a conservar. A mediados de esa década comienzan a aparecer movimientos populares locales y regionales para la conservación de la naturaleza cuyos principales objetivos son la divulgación de los valores naturales de determinadas zonas y la protección de las mismas. En esta tarea reciben el apoyo de la comunidad científica, nacional e internacional, y la cobertura y complicidad de los medios de comunicación, que permiten que los conflictos se den a conocer entre el gran público. Este cambio de percepción también queda plasmado más adelante en leyes que definen y desarrollan nuevos modelos de protección de la naturaleza.