El alto consumo de bebidas azucaradas (BA) promueve la ganancia de peso corporal tanto en niños como adultos. Su ingesta excesiva se ha asociado con algunas enfermedades crónico-degenerativas como la hipertensión arterial, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, obesidad, hipertrigliceridemia y síndrome metabólico. El objetivo del presente trabajo fue identificar el consumo de BA, como parte de los refrigerios que los padres agregan a sus hijos y su asociación con la existencia de riesgo cardiometabólico en escolares de primarias de Reynosa, Tamaulipas. La muestra estuvo integrada por 853 escolares de 3° y 4° de primaria, a quienes se les determinó peso (kg), estatura (cm), índice de masa corporal y circunferencia de cintura (cm). Para evaluar las BA ofertadas como parte del refrigerio escolar se utilizó una lista de cotejo que consideraba: jugos, aguas saborizadas, leches saborizadas, refrescos y bebidas isotónicas. El riesgo cardiometabólico (RCM) se midió con la circunferencia de cintura para edad y sexo, utilizando un rango mayor o igual a percentil 90. Se encontró que el 49.4 % (421) de los escolares consumió BA. Las niñas tuvieron mayor consumo (27.8 %; 237) que los niños (21.6 %; 184). El 24.1 % de los menores presentaron factor de RCM, 11.4 % de ellos (6.4 % niñas y 5.0 % niños) tenían como hábito el consumo de BA, asociado al desarrollo de factores de RCM adicionales. Se destaca la importancia de mantener programas de enseñanza e intervención para mejorar los hábitos alimenticios de los menores, toda vez que la infancia es una etapa de aprendizaje.