“…La forma de adquisición de estos objetos que acabaron por engrosar los tesoros de las iglesias cristianas septentrionales pudo ser pacífica, adquiridos a través del comercio o como consecuencia de regalos realizados por los soberanos musulmanes, o bien pudo ser fruto de una apropiación, como botín de guerra, o de saqueos, o adquiridos a través de peregrinación; aspectos sobre los que se han pronunciado un buen número de autores (Franco Mata, 1991;Robinson, 1992;Casamar;Valdés, 1999;Ruiz Souza, 2001;Azuar, 2011;Azuar, 2015;Barceló, 2015, Rosser-Owen, 2015, y que deben ser rastreados y analizados en cada …”