A raíz del retorno a las aulas, nuevas manifestaciones de comportamiento se presentan en el salón de clases, alumnos retraídos, muy reservados para participar, sin ánimo para proponer, además, con muy poca disponibilidad para relacionarse y adaptarse al trabajo colaborativo, jóvenes que en la primera oportunidad buscan refugiarse en el celular abstrayéndose del mundo exterior que los rodea; pero quizá el efecto de mayor notoriedad producto de este evento extraordinario, es que un gran porcentaje de ellos han abandonado la disciplina de tomar notas y apuntes limitándose a grabar las clases y tomar fotografías de los pintarrones con la intención de estudiarlos más tarde, corriendo el riesgo de abstraerse en un efecto de procrastinación en eventos enajenantes e irrelevantes o de poco impacto escolar. A raíz de la pandemia SAR-COVID 19 los estudiantes debieron mantenerse en un recogimiento obligado y a consecuencia se vieron imposibilitados de conocer el objeto de aprendizaje en el salón en clase, por lo que en su mayoría tuvieron que abordarlo de forma somera o de manera superficial, otros tantos consultaron tutoriales y en el peor de los casos los alumnos fueron empujado a desarrollar un aprendizaje autodidacta para el cual no se encontraban preparados, ahora nuevamente en el mesabanco del salón de clases los estudiantes en un estado límbico buscan readaptarse a una situación presencial con prácticas de la comodidad virtual.