con una superficie total de 675 km 2 , está situado en el norte de España, en las provincias de Asturias, Cantabria y León. Su sustrato geológico está formado por materiales carbonatados en su parte central y septentrional, mientras que al Sur son mayoritarias las rocas silíceas. La compleja estructura geológica ocasionada por la superposición de dos orogenias, ha condicionado la presencia de series calcáreas de más de 2 km de potencia muy karstificadas en las que se han documentado el 14 % de las simas más profundas del planeta. Desde el punto de vista de la planificación hidrológica, el Parque está integrado en las masas de agua subterráneas 016.214 Picos de Europa-Panes y 016.218 Alto Deva-Alto Cares. Las formaciones geológicas presentes en el Parque Nacional de los Picos de Europa, considerando las características de permeabilidad de los materiales, se pueden clasificar como acuíferos o acuitardos. El acuífero principal es de naturaleza kárstica e incluye una potente serie de calizas carboníferas de orientación O-E. La presencia de formaciones siliciclásticas que se comportan como acuitardos condiciona la compartimentación del acuífero en "cuerpos de agua subterránea menores" (en adelante SGWB, acrónimo de la terminología inglesa, "smaller groundwater bodies") de dimensiones entre 2 y 108 km 3 de volumen. La cota del nivel piezométrico en los distintos SGWBs varía entre 120 y 1.200 m s.n.m., descendiendo de forma escalonada hacia el norte. Cabe destacar que en los Macizos Central y Oriental la piezometría es más uniforme y se ubica entre 300 y 500 m s.n.m. Al norte del límite del Parque, los principales puntos de descarga del acuífero carbonatado se sitúan a cotas entre 120 y 150 m s.n.m. La recarga del acuífero, preferentemente por infiltración directa, presenta una clara influencia nival. Las surgencias kársticas descargan conjuntamente las aguas procedentes de la escorrentía superficial infiltradas en el acuífero y las subterráneas que proceden de distintos SGWBs. La presencia de unidades siliciclásticas, con direcciones generales O-E que funcionan como barreras de permeabilidad ha condicionado que la circulación del flujo subterráneo se dirija predominantemente en sentido Norte, y por tanto, ha propiciado que las principales surgencias se ubiquen en la parte septentrional del Parque.