“…En este sentido las narrativas y configuración de la ciudad pueden ser considerados recursos para la observación, reflexión e interacción, y los infantes, a través de murales de arte urbano, esculturas o edificios históricos de la urbe donde habitan, pueden acercarse, entre otras, a diferentes formas de expresión, así como sentir más suya la ciudad. De esta manera, se van conformando los "lugares de los niños"(Rasmussen, 2004), que nada tienen que ver con los "lugares para niños", según el mismo autor, mucho menos significativos.En ese binomio urbanismo-infancia, diferentes autores han analizado aspectos relevantes, en la misma línea que lo reflejado en las viñetas de Frato, resaltando que en la planificación urbana a menudo no se considera la inclusión ni las necesidades e intereses de los infantes(Cloutier y Torres, 2010;Gülgönen, 2016). Sin embargo, el impacto de la ciudad en los niños y niñas es considerable, ya que aquello que sucede en la ciudad afecta en la vida diaria, y los hábitos de uso del espacio urbano se pueden ir definiendo y moldeando(Lugo Laguna, 2017).…”