“…También caben mencionar las elucidaciones estructuralistas que la sitúan como un proceso por el que los individuos se repiensan dentro del grupo manteniendo viva la cultura a lo largo de los años (Lévi-Strauss, 2008[1955), o su exégesis desde la antropología simbólica como un elemento de reconocimiento de los dilemas de la vida social (Geertz, 2003(Geertz, [1973), o las perspectivas materialistas que maximizan su función de regulación demográfica ligada al control de los alimentos (Marvin Harris, 1987). Por último, hay que destacar también las interpretaciones postmodernas que ponen el énfasis en elementos como la negación de la muerte en las sociedades cosmopolitas (Baudrillard, 1989(Baudrillard, [1976; Philippe Ariès, 1987), su capital en la producción de sentimientos y emociones (Renato Rosaldo, 1993), o su papel como elemento constitutivo del recuerdo o el olvido en la memoria colectiva (Marc Augé, 1998a). Sus explicaciones antropológicas comprenden pues todo un amplio espectro gnoseológico que la convierten en elemento capital de la experiencia humana, elemento que como ya se ha comentado se presta muy bien al estudio desde la antropología visual por su carácter ritual, institucional y funerario.…”