“…Es en este cuestionamiento donde ocurrirá la tesis y la antítesis hegeliana, la reafirmación de sí mismo a través de la propia negación (Caligaris y Starosta, 2015); acaso, el proceso privado, interno, que los revolucionarios llevan a cabo cuando lo privado se ve invadido por el poder institucional y lo público, a la manera griega, aparece como el único espacio para la libertad individual. El revolucionario, o bien, todo aquel que pretenda cualquier libertad, deberá forjar entonces una relación y un deseo de verdad, renunciando y negando el Ser que era, para ser otro, renacido desde la intención política y dispuesto a la palabra, ya no privada, sino pública, ansiosa de escucharse, debatir y ser debatida.…”