“…La enunciación de los anteriores valores es común en textos clásicos de la teoría de la evaluación (TINTO, 1975;BEAN y KUH, 1984;BEAN y METZNER, 1985;PASCARELLA, SMART y ETHINGTON, 1986); no obstante, el verdadero desafío lo constituye el hecho de volverlos aplicables. Por esto, es necesario que la comunidad académica conozca estos valores y se pueda pronunciar al respecto, pueda entenderlos, interpretarlos y asumirlos desde una cultura permanente de la evaluación (BOLSEGUÍ y FUGET, 2006;MORENO, 2011). Por ello, una correcta aplicación de los valores hará que se cuente con una comunidad cada vez más tendiente a la consolidación de una cultura de la evaluación con base en los criterios institucionales y el conocimiento del contexto local, regional, nacional, etc.…”