“…La llegada de Internet y, en particular, del modelo web 2.0 ha desembocado en un proceso de globalización cultural asimétrico y global que ha puesto al alcance de todo el mundo los productos y servicios culturales de cualquier país (Caldevilla Domínguez & García García, 2019). En este proceso, los gigantes tecnológicos de ámbito internacional como Google, Amazon, Facebook, etcétera, han asumido el rol de productores y distribuidores de contenidos culturales (Mancinas-Chávez et al, 2019), y han desplazado a otros agentes de este sistema responsables, tradicionalmente, de su preservación, difusión y promoción, como es el caso de la administración pública (Sánchez Galera, 2020). Estos organismos deben recuperar su protagonismo en el sistema cultural y proteger la cultura de los efectos de la globalización, por su rol en el desarrollo y el cambio social (Avila Campoverde & Ugalde, 2020) y, en atención al crecimiento y auge de movimientos locales e hiperlocales que reclaman recuperar y reforzar la identidad cultural local, precisamente como reacción a la globalización.…”