“…Con el pasar de los años, el amor ha sido objeto de especial interés para la humanidad (Bonilla-Algovia & Rivas-Rivero, 2021); al ser seres sociales ligados a las emociones, resulta de gran importancia por proveer de vínculos y experiencias necesarias para la condición humana (Cuetos, 2016;Galván & Magdalena, 2022;Punset, 2007;). Este elemento se encuentra inmerso en varios aspectos de lo cotidiano como libros, canciones o películas; a pesar de que existen múltiples significados, existe una paradoja que sugiere que el amor es algo perfecto e instantáneo; mientras que, promueve la necesidad constante por protegerlo y mejorarlo (Jiménez, 2018). Son varias las conceptualizaciones, algunas la abordan como una necesidad fisiológica cuyo fin es la reproducción, crianza y satisfacción de placer, y es determinada por estructuras y circuitos cerebrales (Maureira, 2011 como se cita en Merlyn et al, 2020); otras como un fenómeno social de carácter afectivo que comprende una combinación de las emociones, el comportamiento y la cognición presentes durante la interacción (Baron & Byrne, 2005, como se cita en Bonilla-Algovia & Rivas-Rivero, 2021); o como una forma natural del deseo de sentirse amado, valorado y deseado por la pareja y corroborar la exclusividad e intimidad afectiva; son tantas las definiciones, que causan fluctuaciones en su concepto y relevancia social (Carreño et al, 2011;García, 2016, como se cita en Ríos & Gil, 2021) para los jóvenes, quienes la idealizan y se aferran al romance de su pareja (Corzo & Sarai, 2018).…”