La oferta de educación superior en la Región Metropolitana de Santiago de Chile se localiza casi en su totalidad (99,9% de los programas educativos) en las treinta y cuatro comunas que conforman la ciudad compacta, y dentro de esta, casi el 70% se concentra en cuatro comunas del centro oriente de la ciudad. Esto obliga a los jóvenes que habitan zonas periféricas y periurbanas de Santiago, y que siguen estudios superiores, a desarrollar hábitos de movilidad urbana de alta intensidad y frecuencia con el centro de la ciudad. Si bien para el caso de los trabajadores que experimentan condiciones similares de movilidad se ha documentado una pérdida de su vida social, no hay evidencia respecto a cómo esta experiencia de movilidad en jóvenes que experimentan una etapa de cambio en sus comportamientos de viaje (desde movilidades intracomunales hacia movilidades de escala ciudad) influye en la forma en que experimentan la ciudad y el disfrute de su tiempo libre en ella. Este trabajo se hace cargo de profundizar específicamente sobre ese punto. A partir de la aplicación de entrevistas episódicas, cartografías sociales y recorridos acompañados, los resultados muestran que, para estos jóvenes, el ingreso a estudios superiores significa un cambio a nivel hábitos de movilidad con fuertes repercusiones en su vida familiar y social, que no fueron previstos por ninguno de ellos al ingresar a la educación superior. Se concluye que, para estos jóvenes estudiantes que habitan en la periferia y periurbano de Santiago de Chile, la exigencia espacio temporal que les impone el acceso a la educación superior propicia una fragmentación de su vida social.