En este trabajo se estudia la naturaleza las atribuciones jurisdiccionales de las que gozaron los cabildos catedralicios desde la Edad Media a partir de la institución de los jueces adjuntos, que fue reconocida en Trento. Tanto durante la celebración de dicho Concilio como con posterioridad a él, los obispos españoles intentaron reducir sus poderes y, en algunos casos, eliminarlos con el fin de controlar y reformar mejor a sus cabildos. Esto desembocó en una pugna que se prolongó a lo largo de la Edad Moderna. Además de estudiar esta cuestión a partir de un estudio de caso, aclarándola desde un punto de vista tanto jurídico como histórico, la documentación relativa a la actividad de los jueces adjuntos permite hacer luz sobre cuestiones como la reforma de las costumbres, los delitos de los capitulares, así como su resistencia al proceso de profesionalización del clero que tuvo lugar en los siglos XVI y XVII. El trabajo se centra, particularmente, en el cabildo catedralicio de Salamanca en dichas centurias.