Este ensayo expone cinco requisitos para una evaluación efectiva, justa y provechosa en la disciplina musical, como una reflexión para mejorar los procesos de evaluación del aprendizaje musical en el contexto de un
INTRODUCCIÓNEl tema de la evaluación de los aprendizajes musicales aún no ha sido explorado en su totalidad. Para muchos, este tópico puede parecer simple, sin aristas por examinar y su inclusión en el proceso educativo les resulta obvia. No obstante, como apunta DUKE (2010), resulta contradictorio observar que muchos profesores de música continúan sorprendiéndose por los resultados de los exámenes de instrumento, audiciones y pruebas con jurado de sus estudiantes o por la incapacidad de estos últimos para demostrar lo que saben en contextos diferentes a las pruebas. Estas realidades evidencian que aún existen muchas preguntas sin respuesta en torno al tema de la evaluación en la disciplina musical (p. 49).Las conclusiones más recientes a las cuales ha llegado la investigación sobre la evaluación en general no son ajenas a la educación musical (aunque hasta el momento éstas no han sido incorporadas eficientemente). Cuando en 1988, SWANWICK escribió: "enseñar es evaluar" (citado por FAUTLEY, 2010:59), se refería a que toda actividad educativa, por definición, implica un proceso de evaluación. Las artes no escapan a esta realidad.De esta realidad he sido partícipe en dos modalidades. Diversas fueron las circunstancias y motivos que me llevaron a interesarme por el tema de la evaluación del aprendizaje musical, tanto desde mi época como estudiante en la Escuela de Artes Musicales de la Universidad de Costa Rica, como desde el momento en que me incorporé al plantel de docentes. Por ejemplo, durante mis años de estudio, recuerdo haberme sentido impactada por la deserción de algunos de mis compañeros de clase, quienes no solo estudiaban enseñanza de la música, sino una carrera instrumental. Aparentemente, su abandono de estudios se debía a que no podían resolver algunas de sus dificultades musicales con su instrumento, se sentían desmotivados y, sobre todo, no comprendían qué era exactamente lo que estaban haciendo "mal".En alguna ocasión, uno de ellos me comentó que en un examen final se le había criticado su falta de "musicalidad", pero al preguntar "qué significaba ser musical" y "cómo él podía serlo", no obtuvo respuesta. Claramente, la frustración de este joven estaba intrínsecamente relacionada con un vacío en las estrategias de evaluación que habían sido aplicadas en ese examen. Esta injusta