“…A través de la autoevaluación, las instituciones educativas pueden detectar las fortalezas y las barreras que influyen en el proceso de inclusión educativa. Estas evaluaciones proporcionan información muy valiosa a los centros para que puedan iniciar actuaciones de mejora (Alemani y Villuendas, 2004;Arnáiz, De Haro, Guirao, 2015;Garzón, Calvo y Orgaz, 2016;Murillo e Hidalgo, 2016). Según numerosos estudios esta evaluación permite que los centros reflexionen acerca de su organización y, además, propicias mejoras en las prácticas desde una perspectiva inclusiva basada en la participación, equidad e igualdad de oportunidades (Arnáiz, Escarbajal, y Caballero, 2017;Booth, Ainscow y Kingston, 2007;Escarbajal, Arnáiz y Giménez, 2017;Espiñeira, Muñoz y Zeimer, 2012;Muntaner, 2014;Muñoz, Ríos y Espiñeira, 2002;Pegalajar y Colmenero, 2017;Tjernberg & Mattson, 2014).…”