El presente trabajo se centra en los aportes realizados por Edith Stein - Santa Teresa Benedicta de la Cruz (1891-1942), a partir de su concepción de la persona y su vínculo intrínseco con el acto educativo, humanismo que inspira una educación integral. Según la filósofa de Breslau, toda práctica educativa se basa en una “imagen global del mundo”, lo que implica que toda pedagogía tiene un fundamento metafísico; constituyendo la idea de “hombre” el centro del saber pedagógico y de la práctica educativa, porque tiene que responder a la pregunta por el sentido de ser humano y a una idea de personalidad que está en constante evolución. La persona por esa libertad que le es propia puede autoconfigurarse, con relativa independencia de sus condiciones ambientales, ya que no existe una concatenación mecánica causalista para explicar el comportamiento humano. Para Stein, la educación es entendida como un proceso libre, donde razón y afectividad son una sola cosa; donde la espiritualidad del acto pedagógico se deriva de la naturaleza espiritual del hombre. La antropología steiniana nos permite delinear una pedagogía integral, orientada hacia el desarrollo de un humanismo anclado en el presente.