“…La escuela no escapa de las desigualdades sociales, más bien, es reproductora de las mismas e inclina la balanza en favor de las mayorías o de la(s) clase(s) dominante(s), segregando al alumnado en función de su condición social y cultural (Bourdie & Passeron, 2009), socioeconómica y política (Freire, 1969), intelectual (Lannegrand-Willems & Bosma, 2006) y actitudinal (Willis, 1977). Así, las personas -en este caso el(la) migrante-crean una identidad adaptada a las normas sociales y culturales hegemónicas (Ruiz, Calderón-Almendros & Torres-Moya, 2011), Vilá Baños, González & Palou (2016, crearon un modelo de estudio de la identidad cultural del migrante y su integración a un nuevo mundo cultural que identi ca dos niveles de análisis -objetivo y subjetivo-con 4 dimensiones y 9 sub-dimensiones.…”