El hombre siempre está en relación, no puede no estarlo. Su mera existencia implica la relación con Dios, consigo mismo, con los demás y con el cosmos. Si bien la modernidad invita al individualismo, también existe la posibilidad de fomentar un ser más abierto a relacionarse conscientemente para reconocer todo lo que lo rodea y entenderlo como bueno para sí mismo. El presente artículo problematiza el concepto de amor como modo primordial de la existencia humana a partir de un diálogo con distintos autores de la tradición filosófica y teológica, mediante una metodología hermenéutica y en el marco del diálogo entre la filosofía clásica, la teología católica y el personalismo filosófico, integrados por una cosmovisión cristiana en la que el amor es uno de los conceptos fundamentales. Como punto de partida y, a manera de introducción, se ofrece al lector un marco del concepto de amor y la justificación de la noción de amor como modo primordial. Posteriormente, se dedica un apartado a distintas concepciones del amor en la historia del pensamiento y se explica la importancia de la razón como facultad humana en la experiencia del amor contra visiones irracionalistas muy propias de la posmodernidad. En lo sucesivo, se sustenta la existencia del modo amor en la relación del hombre consigo mismo y en el marco de la alteridad, con base, principalmente, en la propuesta personalista. Por último, se define el amor como modo de relación con el cosmos, considerando que amar y cuidar el mundo que se habita es una de las características del hombre que vive el amor como modo primordial de la existencia.