La educación ha ido avanzando de acuerdo a las ciencias como la Pedagogía y Psicología, provocando que la función docente vaya cambiando, dejó de ser el único proveedor de información y el estudiante un pasivo receptor, restándole la posibilidad de refutar, opinar sobre el conocimiento brindado, crear y aplicarlo en su entorno. De acuerdo a nuevas teorías, estudios en beneficio y avances de la educación, se ha ido incluyendo con mayor arraigo los procesos cognitivos, metacognitivos, empíricos, nuevas metodologías en la que se produce un gran cambio en el rol docente, convirtiéndose en facilitador, orientador del estudiante para que él pueda gestionar su conocimiento y aprendizaje. En nuestro país, en esta época de cambios y nuevos retos, donde la presencialidad no se está dando, se debe continuar con la Educación, lograr aprendizajes significativos, independientemente del medio y forma de conexión, en la que se debe aprovechar hasta las necesidades, escases, dificultades para continuar aprendiendo y de manera reflexiva, crítica y creativa buscando nuevas soluciones, aprender a sobrellevarlas; en este entorno, se debe aprovechar el desarrollo metacognitivo, es decir enseñarles a los estudiantes aprender a aprender y pueda transferir sus aprendizajes en su vida cotidiana, tal como lo plantea Osses y Mora (2018) que es “necesario formar alumnos más conscientes y autónomos en sus aprendizajes, sin olvidar el aspecto motivacional y el contexto apropiado, en el desarrollo de las estrategias de aprendizaje” (p.196). Entonces, se debe abordar dos aspectos importantes como son la metacognición, docentes y la relación entre ellos.