“…La elección de una nueva vivienda en el mismo barrio o área que la vivienda actual supone ventajas como mantener las relaciones sociales, el sentimiento de pertenencia a una comunidad o minimizar el aprendizaje de nuevos espacios urbanos (Sun & Manson, 2012). Aunque la movilidad residencial intraurbana ha sido poco investigada (Bayona-Carrasco, 2011), estudios empíricos han documentado el tipo e intensidad de la influencia de diferentes factores que impulsan o limitan la movilidad residencial intraurbana. Entre otros, los cambios de residencia se han relacionado con la dinámica y políticas de los mercados de la vivienda (Andrews & Caldera Sánchez, 2011;Van der Vlist, Czamanski & Folmer, 2011), el estatus socioeconómico de los sujetos que cambian de residencia, las características del entorno (Bible & Brown, 1981;Brown & Moore, 1970;Brummel, 1977), la mejora de la accesibilidad al trabajo o a los servicios y equipamientos públicos (Morris, Manley & Sabel, 2018), las oportunidades de inversión o cambios en el estilo de vida (Méndez & Gayo, 2019), con razones emocionales (Raulin, 2014;Villani, 2014) o por vínculos familiares (Tosi, 2017) y otros factores.…”