“…La gestión de la "ayuda humanitaria" por parte de las organizaciones internacionales, las ONG y donantes extranjeros fue un desastre completo 11 (Grünewald, 2010;Seitenfus y Robert, 2010;Thomas, 2013). El dinero se utilizó principalmente para el funcionamiento de las propias ONG y organizaciones internacionales, cubrir los gastos de los "cooperantes humanitarios", y para implementar proyectos fuera de casi toda concertación con el Estado haitiano, todo ello con una participación mínima de la población haitiana (Thomas, 2013) -la cual fue relegada a ser beneficiaria de la ayuda internacional o a participar en la ejecución básica de los proyectos, sin tomar en cuenta su expertise sobre la realidad local para la evaluación de las necesidades, la concepción de los proyectos o los procesos de toma de decisiones (Martel, 2015)-. La "ayuda humanitaria" se volvió un negocio muy lucrativo para las ONG internacionales, las empresas privadas dominicanas, estadounidenses, canadienses y francesas (entre otras) dedicadas mayormente a la reconstrucción, y donantes con intereses diversos, pero casi siempre económicos, dejando a la población afectada en una situación de extrema precariedad y dependencia económica, y desestructurando aún más el Estado haitiano (Peck, 2010;Trouillot, 2010).…”