“…En este sentido, la prostitución sería el lugar idóneo donde se refuerzan las subjetividades masculinas (Díez Gutiérrez, 2012;Cobo, 2017;Alario Gavilán, 2018;De Miguel, 2018;Pérez Freire, 2018). Además, también se establecería como una institución que refuerza el orden heteropatriarcal (Cobo, 2017;Gimeno, 2018), ya que se basa en la heterosexualidad y el patriarcado evidenciándose en una demanda masculina y una oferta femenina (Casado Caballero, 2011;Ulloa Ziáurriz, 2011;Díez Gutiérrez, 2012;European Parliament, 2014;Corena, 2015;Gómez-Suárez et al, 2016;Cobo, 2017;Pedernera, 2017;Alario Gavilán, 2018;De Miguel, 2018;Gimeno, 2018;Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2018;Pérez Freire, 2018;Ranea Triviño, 2018). Así pues, la construcción del deseo sexual masculino prostituyente es clave para la existencia de la demanda masculina, sobre todo a través de la pornografía, la cual a su vez es necesaria para mantener la mercantilización de mujeres y niñas (Alario Gavilán, 2018).…”