La sarcoidosis es una enfermedad crónica y multisistémica de causa poco conocida, con un pico de incidencia entre los 20 y 29 años, con mayor prevalencia en el género femenino y en la raza negra. El órgano más frecuentemente afectado es el pulmón (90%), que es sintomático solamente en el 50%. El diagnóstico requiere confirmación histopatológica, excepto en pacientes con la triada de Löfgren. El hallazgo histológico característico es la presencia de granulomas no caseificantes, con células gigantes multinucleadas. Las manifestaciones radiológicas de la enfermedad pulmonar por sarcoidosis son amplias e incluyen manifestaciones típicas de compromiso ganglionar (adenomegalias hiliares bilaterales y paratraqueales derechas) y parenquimatoso (nódulos perilinfáticos, opacidades parahiliares bilaterales y cambios por fibrosis) y manifestaciones atípicas de compromiso ganglionar (adenomegalias unilaterales, asimétricas), parenquimatoso (sarcoidosis alveolar y masas pulmonares), enfermedad de vía aérea, pleural y otras (micetomas). El 30% de los pacientes tiene compromiso extrapulmonar, más frecuentemente hepático (40%-60%). El pronóstico de esta entidad es bueno, con una remisión en el 66% de los pacientes, y se basa en la clasificación de Scadding para la radiografía de tórax, aunque estudios en escanografía han demostrado que hallazgos como los nódulos centrilobulillares, la consolidación, el vidrio esmerilado y el engrosamiento de septos interlobulillares se correlacionan con reversibilidad de las alteraciones en imágenes.