La regeneración urbana del frente marítimo de Barcelona representa una de
las más buenas prácticas de integración puerto-ciudad. La ciudad ha conseguido,
sobre todo gracias a los Juegos Olímpicos de 1992, cambiar su imagen,
convirtiéndose en uno de los destinos más apreciados a nivel internacional.
La contribución propone reflexionar sobre el “modelo Barcelona” y sobre
los temas críticos de una ciudad global, plagada de turismo y en proceso de
gentrificación. En particular, centrándose en la zona del Moll de la Fusta
en el Port Vell, analizando brevemente los pasos que condujeron a uno de
los mejores ejemplos de recuperación e integración de waterfronts urbanos,
se propone repensar el frente marítimo y el tejido urbano en un escenario
más amplio de crisis climática y de los límites de la metrópolis contemporánea
evidenciados por la pandemia del Covid-19. Se propone la creación de
nuevos espacios públicos al servicio de ciudadanos y turistas mediante una
operación de greening para interconectar los grandes espacios verdes de la
ciudad contribuyendo a la mitigación y a la adaptación climática, a la gestión
de riesgo climáticos y a la resiliencia urbana.
The urban regeneration of Barcelona’s waterfront represents one of the best practices of port-city integration. The city has succeeded, especially thanks to the 1992 Olympic Games, in changing its image, becoming one of the most appreciated destinations at international level. The contribution proposes to reflect on the “Barcelona model” and on the critical issues of a global city, plagued by tourism and in the process of gentrification. In particular, focusing on the Moll de la Fusta area in the Port Vell, briefly analysing the steps that led to one of the best examples of recovery and integration of urban waterfronts, it proposes to rethink the waterfront and the urban tissue in a larger scenario of climate crisis and of the limits of the contemporary metropolis evidenced by the Covid-19 pandemic. It proposes the creation of new public spaces to serve citizens and tourists through a greening operation to interconnect the city’s large green spaces, contributing to climate mitigation, adaptation, risk management and urban resilience.