“…b. Aprender a ser: al mejorar su aprendizaje y superar sus dificultades en la comprensión de los temas, los tutorados mejoran su autoestima y al ganar confianza en sus propias habilidades logran una mejor autorregulación en su proceso de apren-dizaje. Los alumnos que fungen como tutores desarrollan actitudes personales como el autoconocimiento, la autoestima, la autorregulación y la empatía, además de poseer curiosidad y motivación para el aprendizaje continuo (Blakman y Bermúdez, 2018;Cardozo-Ortiz, 2011;Gallego y Riart, 2006;Herrera et al, 2019;Palma-Villavicencio et al, 2019). c. Aprender a convivir: las competencias vinculadas con este pilar de la educación son las más beneficiadas por este proceso de tutoría, ya que, al encontrarse en un clima de confianza, con una persona con disposición expresa para ayudar, se mejora la comunicación, la habilidad de escucha, la empatía, la asertividad, la colaboración, se valora el trabajo en equipo y se contribuye al éxito de los demás.…”