“…Igualmente, no se han tenido en cuenta los datos correspondientes a 1927, 1928 y 1929, ante los graves problemas que para dichos años presentan las cifras recogidas por el Anuario de la Dirección General: en 1927, buena parte de las provincias ofrecen cifras a todas luces incoherentes en relación con los períodos anteriores y posteriores, mientras que las cifras relativas al número y valor de las enajenaciones de fincas en 1928 y 1929 son una copia exacta de las de 1924 y 1918, respectivamente. Este grave «error» se reproduce en los anuarios estadísticos publicados entre 1929 y 1934, así como en los trabajos que los han utilizado para estimar, por ejemplo, precios medios de la tierra o de los inmuebles urbanos (CARMONA, ROSÉS & SIMPSON, 2015; CAR-MONA, LAMPE & ROSÉS, 2014;CARMONA & ROSÉS, 2012 El gráfico no deja dudas sobre la importancia del descenso de la actividad del mercado de tierras, tanto en el conjunto de las provincias como en la media española 21 . Así, las es-VILLA, 1991) o para el análisis de la distribución de la propiedad (CRUZ, 1994: 153-154;MARTÍNEZ CUADRADO, 1976: 289-302).…”