Este artículo estudia cómo es posible una gestión del mundo modo complejo. Una gestión semejante está vinculada a la naturaleza, y no a los sistemas humanos; ciertamente no en la manera como atávicamente han sido entendidos a lo largo de la historia de la humanidad occidental. Una gestión modo complejo consiste en el distanciamiento de sistemas jerárquicos, piramidales y centralizados hacia dinámicas de heterarquía y redes complejas. La tesis central de este texto es que una gestión modo complejo es gestión que no sabe de control, y por ello mismo se despliega en términos de autoorganización o, lo que es equivalente, de confianza. Los dos ejes que aparecen como conductores hacia, o fundamentos de, una gestión modo compleja, las redes complejas y la heterarquía implican que la administración en sentido amplio debe poder saber de antropología, epigrafía, entnología y etnografía, en fin, de historia y microhistoria, y no ya solamente de las aproximaciones tradicionales, todas de origen distintivamente ingenieril.