Las palabras son mapas : cartografía para explorar la espacialidad de experiencias lesbianas en Bogotá

Abstract

Las palabras son mapas tiene como objetivo el analizar las prácticas de producción del espacio, a través de apuestas artísticas y culturales, por parte de colectivas de lesbianas-feministas en Bogotá, activas en el periodo 2015-2016. Para ello abordo, primero, las experiencias personales de las integrantes de los procesos colectivos, teniendo en cuenta sus posiciones y relaciones en la casa familiar, la universidad, la calle, el sitio de trabajo y los bares y demás lugares de ocio y consumo. Después, hago un viaje al pasado para entender las tensiones y negociaciones entre las movilizaciones de mujeres, las de diversidad sexual y la institucionalización de las mismas, para así poder entender los anclajes políticos del presente de las colectivas tenidas en cuenta en la investigación. Finalmente, analizo sus prácticas artísticas como modos de hacer que producen espacialidades en contra del borramiento sistemático de la existencia lesbiana.

Reclamarse un espacio en la ciudad heteronormativa

“…Muestra, además, que los hombres teníamos (aún tenemos) una concepción espacial mucho más amplia de la ciudad, dada por expectativas sociales de género, en que lo público se articula a lo masculino y lo privado a lo femenino. Esto no es absoluto: hay varios ejemplos de mujeres lesbianas tomándose y apropiándose los espacios públicos de la ciudad, por ejemplo, a través del deporte Gil, 2018;Robles, 2017;Sandoval, 2017). No obstante, las diferencias urbanas de género son abismales.…”

“…Por supuesto, existieron algunos lugares lésbicos comerciales en la década de 1990. Resaltan nombres como EntreLunas, DeCityLesbianBar (ambos ubicados en la calle 55 entre carreras 13 y 14), Bianca (alrededores de la calle 68 con carrera 24, después alrededores de la calle 72 con carreras 16 y 17, y de nuevo más adelante en otra sede), Casiopea (calle 35 entre carreras 13 y 14, luego se muda de sede y nombre a Harem) y Bella Noche (en Teusaquillo, ubicación indeterminada) son algunos de los establecimientos comerciales lésbicos que existieron en las décadas de 1980, 1990e inicios de 2000Gil, 2018;Ramírez Arcos, 2008;Robles, 2017). Cabe anotar que otros lugares no comerciales, como aquellos donde se reunían grupos activistas, tuvieron un papel destacado en sus tejidos sociales y fortalecimiento colectivo.…”

“…A estos se suman respuestas de No conoce y No responde. Entre los lugares públicos y semipúblicos recalco el campeonato de microfútbol barrial nombrado, ya que el fútbol en sus diversas expresiones ha sido un deporte apropiado por mujeres con conductas homosexuales en otras ocasiones más actuales (Gil, 2018;Robles, 2017;Sandoval, 2017). La tabla también puede leerse por conjuntos, en sus conexiones entre establecimientos comerciales y no comerciales, entre espacios públicos y más privados.…”

“…De igual forma, se encuentran los trabajos de Serrano-Amaya (1999), Otero (2000), Esguerra , Góngora (2003), Rodríguez (2004), Gámez (2008), Hurtado (2010), Bello (2012) y Delfín (2014), algunos de ellos citados en el libro coordinado por Mauro Brigeiro (2010) sobre trabajos de sexualidad en Colombia; así como el trabajo de David Portillo (2015) quien, a pesar de realizar un recuento histórico de "espacios de homosocialización", no se detiene a analizar su producción y configuración espacial. Más recientemente, las tesis de maestría de Paula Sandoval (2017) y Ángela Robles (2017) sobre espacialidades lésbicas, y la investigación de Franklin Gil (2022) sobre lugares gay bogotanos, producto de su tesis de doctorado en antropología en la Universidad Nacional de Colombia.…”