“…La educación emocional se está convirtiendo en una urgencia pedagógica (Valdés y Gutiérrez, 2018), pero es menester incorporar la perspectiva moral del bienestar, lo cual ha sido uno de los aspectos que ha servido de crítica a este modelo, por lo cual se sugiere "trabajar para incluir los avances en la educación emocional dentro de un marco educativamente más amplio y poderoso que es la educación ética, en el que mantendría su indispensable carácter instrumental" (Marina, 2005, p. 40). En la misma línea argumentativa, se ha señalado que este tipo de modelos, sustentados en la inteligencia emocional y la psicología positiva, promueven una psicologización de la educación, lo cual sería un error, ya que el conocimiento pedagógico no debería estar al servicio de una perspectiva terapéutica, sino más bien al de un fundamento ético de la educación (Prieto, 2018).…”