El Museo Juan Cabré en Calaceite (Teruel) conserva entre sus muros una veintena de cuadros realizados por el arqueólogo del que toma su nombre. En este artículo se plantea una imagen totalmente distinta del famoso arqueólogo aragonés Juan Cabré. Partiendo de los libros de registro de copistas del Museo Nacional del Prado, se muestra la faceta de pintor, casi inédita, de uno de los arqueólogos más importantes del siglo XX en nuestro país. Además, se pone de relevancia la necesidad del acto de copiar a los grandes artistas como método de aprendizaje para los nuevos pintores y cómo los grandes museos permiten la entrada a sus salas de estudiantes de pintura e interesados por el arte desde el mismo momento de su creación.