<p>De uno de los textos más influyentes en la historia de la arquitectura moderna (<em>Vers une architecture</em>, 1923) surgió una notable propuesta sobre industrialización que, más allá del resultado, permitió llevar a la práctica varios de los conceptos teóricos que agitaban la mente y los trazos del maestro suizo Le Corbusier. Las actuaciones en Lège y Pessac surgieron como combinación de la lectura de aquel texto y de la voluntad por construir aquellos ideales proclamados. Para investigar este encargo de Henri Frugès y sus consecuencias, es necesario recorrer las razones y los hechos previos que marcaron la trayectoria hacia su materialización.</p>