Este trabajo aspira a explicar el consumo de muebles en la capital argentina en el periodo conocido como la Belle Époque (1880-1930), un momento de llegada masiva de inmigrantes europeos y de despegue espectacular de la economía del país. En la adquisición de amueblamiento para el hogar se identifican dos tendencias: la afrancesada, vinculada a las clases más privilegiadas, y la británica, extendida entre las clases medias. Además, desde 1910 estas dos inclinaciones decorativas convivirán con un neocolonial reivindicado a nivel intelectual por algunos pensadores argentinos. En estos patrones de consumo, que explican la singularidad de una sociedad multicultural, postcolonial y constructora de una nueva identidad como país, se han identificado las principales casas comerciales de la ciudad.