Les “évidences” archéologiques de siège et de prise de villes dans l’Hispanie républicaine: quelques faux indices

Abstract


 
 
 
 Porque la Península Ibérica fue el escenario de múltiples conflictos armados durante los dos últimos siglos de la República romana, numerosos son los arqueólogos que intentan interpretar los vestigios que descubren como resultados de un asedio –eventual o confirmado– sufrido por la ciudad que están excavando. Dichas interpretaciones se apoyan generalmente en tres tipos de indicios, seguros o supuestos: la construcción de nuevas fortificaciones urbanas, la presencia de armas en el yacimiento, la destrucción o abandono de éste. Sin embargo, ninguna de dichas evidencias es por sí misma reveladora o suficiente para afirmar la presencia de un asedio. El estudio de varios yacimientos muestra que, para cada caso, se puede proponer une interpretación civil y pacífica, o al menos desmilitarizada, del conjunto de los vestigios materiales descubiertos. El ejemplos más significativo es el del yacimiento de Azaila (Teruel), donde ninguno de los argumentos propuesto a favor de la destrucción de la ciudad a causa de un asedio resiste a un análisis crítico.
 
 
 

Nuevas líneas de investigación en arqueología e Historia Militar antigua en la península ibérica. Cuestiones metodológicas y estudios de caso (Segunda Edad del Hierro y conquista romana)

“…El estudio de los campamentos militares en piedra de época republicana ha recibido un notable impulso en fechas recientes, a raíz sobre todo del coloquio coordinado por A. Morillo, F. Cadiou y D. Hourcade (2003), y los trabajos metodológicos y de síntesis también mencionados de Morillo sobre todo (Morillo 2003(Morillo , 2008b(Morillo , 2016b y otros autores (e.g. Bertaud, 2017), que insisten en la variedad de escalas de los recintos conocidos.…”

“…Junto a los campamentos de campaña o de asedio en tierra y madera, el repertorio de fortificaciones en piedra más elaboradas -aunque no necesariamente más eficaces o de mayor coste en trabajo-de época republicana (por no mencionar las mucho más numerosas murallas imperiales) ha crecido exponencialmente en los últimos años (Cadiou, 2015, hace un repaso de los conocidos desde hace mucho). Primero, con campamentos originalmente temporales convertidos en permanentes, caso del ya citado Cáceres el Viejo, pero también con la excavación e identificación de fuertes de época púnica reutilizados por los romanos, caso de Cartagena por ejemplo (Ramallo, Vizcaíno, 2007;Ramallo, Ros, 2015) o la creación de murallas de gran empaque en ciudades y bases clave (síntesis en Hourcade, 2003), con casos señeros desde el punto de vista de la técnica militar como el de Tarraco, cuyo zócalo ciclópeo llevó en principio a la interpretación errónea de un origen ibérico para el zócalo (en último lugar ver Ruiz de Arbulo, , Mar et al, 2018.…”