“…Aparece el uso del miedo social ya descrito y encontrado en sociedades privadas de libertad, amenazadas por la muerte, el asesinato de Estado o el terrorismo, que obligan al cierre de los espacios públicos, a la segregación, a la fragmentación social, la falta de los lugares de encuentro (Rebolledo, 2000) describen una realidad que se refiere a países que sobreviven bajo dictaduras, pero que dramáticamente se asemeja a los espacios vacíos del reciente confinamiento.Antes de la pandemia de 2019, el miedo ya estaba circulando en los medios de comunicación, al antojo de la creación de la opinión pública: los sucesos ya se habían apoderado de los informativos, los hechos elegidos en las noticias ya estaban mostrando y radicalizando las diferencias de razas, creando confrontaciones de género, de clase, de comunidades, de lenguas, infundiendo el pánico racial, de sexos o económico (Arella, 2008).…”