“…Es preciso indicar que estudios previos que tratan de identificar las variables que explican el rendimiento académico (López-García & Gutiérrez-Niño, 2018), señalan el nivel socioeconómico (Masci et al, 2018;Maulida & Kariyam, 2017;Rodríguez-Hernández et al, 2021;Salal & Abdullaev, 2020), el género (Abdul-Aziz et al, 2015;Chacón-Vargas & Roldán-Villalobos, 2021;Guo et al, 2015), la ubicación geográfica de las instituciones (Ariza et al, 2021;Froiland & Oros, 2014;Lau et al, 2019), los antecedentes académicos de los estudiantes (Abdul-Aziz et al, 2015;Chacón-Vargas & Roldán-Villalobos, 2021;Febro, 2019;Chaparro Rodríguez, Jaimes Márquez & Prada Núñez, 2018), los recursos materiales que disponen los estudiantes y las instituciones (Ariza et al, 2021;Castrillón et al, 2020;Masci et al, 2018;Claro-Vásquez, 2017), la formación previa de los padres (Chacón-Vargas & Roldán-Villalobos, 2021;Cornell-Farrow & Garrard, 2020;Galster et al, 2016;Kumari et al, 2018), la experiencia docente (Ariza et al, 2021;Castrillón et al, 2020;Cavadia, Payares, Herrera, JAramillo & Meza, 2019;Khan & Ghosh, 2018;Lisboa-Bartholo & Da-Costa, 2016), entre otras, como las variables predominantes, sin embargo, no se identifica evidencia contundente y empírica asociada a la adicción a las Redes Sociales y la Internet (RSI), que influyan en la obtención del logro de aprendizaje (Espinel-Rubio, Hernández-Suárez & Rojas-Suárez, 2020;Gentile et al, 2014). Para Mira y Ruiz Callado (2017), el consumo de drogas y el regreso a casa, se constituyeron en variables productoras de rendimiento acad...…”