“…Esta sinécdoque tiene lugar en la representación de la madre gestante estadounidense que representa Madeline, ejecutiva de éxito a la que le gusta disfrutar de la vida, por la verbalización que ella hace de sus gustos y preferencias y que no renuncia al trabajo ni a la posibilidad de ser madre, aunque sí renuncia a su vida soñada, como ella misma especifica (ver tabla 6), en la escena dos la vemos vomitar, en la escena tres escuchamos a Emily relatar cómo en el mismo día ha ido al médico, le han dado los resultados positivos de embarazo y ha decidido no ir a París. De nuevo estamos ante el estigma del sacrificio materno (Alzard Cerezo, 2020;Giallorenzi, 2017;Kristeva, 1985;Mendoza Alarcón et al, 2020;Quiroz, 2020); devolviendo la maternidad al centro del destino femenino. Desde el aspecto fenomenológico del personaje no apreciamos un cuestionamiento sobre la posibilidad de decidir sobre su propio cuerpo o destino, siendo este un embarazo no deseado ni buscado por el personaje, esto se traduce en relación al relato como el incidente incitador (McKee, 2013) que dé posibilidad al desarrollo de la historia, pero el resultado en relación a las implicaciones que tiene en términos de representación discursivas sobre la maternidad y el cuerpo gestante es que Madeline asume sin ningún tipo de duda su maternidad, renunciando a su vida soñada, se trata de una acción-reacción, ipso facto y que además obedece a unos nuevos cánones de maternidad, " un ser ante todo instintivo por naturaleza, y con el suficiente potencial económico que le permita sufragar el elitismo hipster que conlleva ejercer la maternidad en el siglo XXI" (Alzard Cerezo, 2019, pp.…”