“…En este sentido, recomponer una mirada que incorpore los avances que hemos desarrollado como profesión y que, a la vez, nos ayuden a mirar críticamente nuestro ejercicio de manera continua (Gray y Webb, 2020), es fundamental. Esto implica asumir que el trabajo social, desde sus orígenes, no solo ha desarrollado un cuerpo de conocimientos que le han permitido construir una mirada integral y defensora de los derechos humanos, sino que también ha colaborado directa o indirectamente en actos de injusticia y discriminación a través de su historia (Ioakimidis & Trimikliniotis, 2020). Esto es lo que entendemos por asumir una mirada 'crítica': ni condescendiente, ni heroica, ni autoflagelante, sino capaz de comprender que el ejercicio profesional, por definición, encierra contradicciones que sitúan el lugar profesional en una encrucijada, que se expresa día a día en tensiones, incomodidades y dilemas éticos que se resuelven -o se naturalizan-de diversas maneras (Weinberg & Banks, 2019).…”