“…El motor en este fenómeno es el poder y se estructura a través de la desigualdad entre los sexos (Alencar-Rodrigues & Cantera, 2012); 2) la violencia basada en el género, la cual implica relaciones de poder asimétricas donde existe desigualdad y estereotipos, afectando principalmente a mujeres, pero con la posibilidad de que haya hombres víctimas (Zambrano, Perugache & Figueroa, 2017), 3) la violencia doméstica, que puede ser vista como un acto abusivo para ejercer el poder y el control sobre otros, causando en las víctimas sentimientos de miedo e intimidación (Barber, 2008); 4) la violencia hacia la pareja, que se puede entender como cualquier conducta en las relaciones íntimas, actuales o pasadas, que cause daño físico, psicológico o sexual a un miembro de la díada (Centers for Disease Control and Prevention, 2017;World Health Organization, 2018), sin importar su sexo, de modo que se debe considerar que ambos pueden desempeñar tanto el rol de perpetrador como el de víctima. No obstante, gran parte de las pesquisas realizadas tienen como población objeto de estudio a las mujeres, a quienes se asigna un rol de víctimas, pues es comúnmente asumido que el hombre es el perpetrador de la violencia (Perryman & Appleton, 2016). Hasta el momento se han implementado programas de intervención y ayuda para reducir la violencia, pese a lo cual la protección hacia las mujeres sigue siendo insuficiente, por lo que se necesita seguir otorgándole importancia y atención a dicha acuciante y grave problemática.…”