La sífilis maligna (SM) es una forma infrecuente de sífilis secundaria. La patogénesis es desconocida; sin embargo, se reconoce que es más frecuente en pacientes inmunocomprometidos o que presentan un mal estado de salud, principalmente en pacientes con coinfección con VIH. Dentro de las manifestaciones clínicas de la sífilis secundaria se pueden encontrar hallazgos mucocutáneos y sistémicos. La SM comparte tropismo con la sífilis secundaria, por lo que se pueden encontrar lesiones cutáneas en tronco, extremidades, mucosas, palmas de las manos, plantas de los pies y cuero cabelludo. Estas lesiones se caracterizan por pústulas diseminadas que tienden a evolucionar a lesiones nodulares con un centro necrótico o con hiperqueratosis. El diagnóstico se basa en la clínica del paciente, confirmación por microscopía de campo oscuro, serologías e histología característica, como infiltrados de linfocitos y células plasmáticas en dermis. El tratamiento de elección es la penicilina, al igual que todos los pacientes con sífilis. Al ser una enfermedad de transmisión sexual, es imprescindible evaluar a las parejas sexuales del paciente y brindarles tratamiento.