En diciembre de 2019 se detectó por primera vez en China la existencia del SARS-CoV2, causante de la enfermedad COVID-19. El virus rápidamente se propagó por Europa y Asia, tardándose un par de meses antes de llegar a América Latina. Se ha demostrado que los pacientes que desarrollan una enfermedad severa y que tienen mayor riesgo de mortalidad por COVID-19 son aquellos con edades avanzadas y que presentan por lo menos una enfermedad crónica, incluyendo el cáncer. Debido a lo anterior, surgen muchas dudas en el grupo de profesionales encargados de brindar tratamiento a pacientes con cáncer durante la pandemia, pues se debe equilibrar el riesgo-beneficio de proveer tratamiento a pacientes que se encuentran de base con un riesgo incrementado para tener manifestaciones severas por COVID-19. En este consenso planteamos recomendaciones para los profesionales en hematología que brindan tratamiento a pacientes que padecen de algún tipo de linfoma, con el fin de aclarar el panorama clínico durante la pandemia.