El consumo de probióticos, prebióticos y posbióticos, o su combinación, puede contribuir a mantener una microbiota intestinal saludable ya que permite la regulación de su disbiosis en el caso de algunas enfermedades o trastornos, principalmente en los trastornos gastrointestinales funcionales (TGIF). El microbioma intestinal es protagonista esencial en la fisiopatología de los TGIF a través de sus funciones metabólicas y nutricionales, el mantenimiento de la integridad de la mucosa intestinal y la regulación de la respuesta inmunitaria. Las investigaciones realizadas hasta la fecha indican que los probióticos, prebióticos y posbióticos pueden tener efectos inmunomoduladores directos y clínicamente relevantes. Existen pruebas del uso de esta familia de bióticos en individuos sanos para mejorar la salud general y aliviar los síntomas en una serie de enfermedades como los cólicos infantiles.
La colonización y establecimiento de la microbiota comienza en el momento del nacimiento; los primeros 2-3 años de vida son fundamentales para el desarrollo de una comunidad microbiana abundante y diversa. Diversos estudios científicos realizados mediante técnicas tradicionales dependientes de cultivo y más recientemente por técnicas moleculares han observado diferencias en las poblaciones bacterianas de bebés sanos y aquellos que sufren TGIF, estos últimos caracterizados por un aumento de especies patógenas y una menor población de bifidobacterias y lactobacilos, en comparación con los primeros. En tal contexto, se considera que la microbiota intestinal como protagonista en el desarrollo de esos trastornos, entre ellos los cólicos infantiles, a través de sus funciones metabólicas, nutricionales, de mantenimiento de la integridad de la mucosa intestinal y regulación de la respuesta inmunitaria. Esto ha abierto la puerta al estudio de la utilización de prebióticos, probióticos y posbióticos en el tratamiento y/o prevención de los TGIF infantiles. El parto vaginal y de término así como la lactancia son fundamentales en la constitución de una microbiota saludable. Como herramientas de apoyo, existen estudios de eficacia que sustentan la administración de esta familia de bióticos, principalmente en los casos en que la lactancia no sea posible o esté limitada.