En este artículo presentamos diversas evidencias arqueológicas de un aspecto de las prácticas arquitectónicas no abordado hasta ahora en la investigación acerca de la Prehistoria Reciente de la Península Ibérica y muy poco conocido en general: el empleo de esteras vegetales integradas en las edificaciones como un material constructivo más. Estas proceden de distintos yacimientos prehistóricos del SE peninsular y han sido obtenidas a partir del estudio de fragmentos constructivos de barro endurecido. Las principales evidencias proceden del núcleo calcolítico de Les Moreres (Crevillente, Alicante), a lo que se unen los indicios pertenecientes a otros cinco enclaves, el neolítico de Los Limoneros II (Elche, Alicante) y los de la Edad del Bronce de Caramoro I (Elche, Alicante), Cabezo del Polovar y Terlinques (Villena, Alicante), así como la Lloma de Betxí (Paterna, Valencia). Dichos hallazgos ponen de manifiesto el gran potencial informativo de este tipo de materialidad y la necesidad de ampliar el abanico de los elementos considerados como susceptibles de ser utilizados para construir desde cronologías prehistóricas.