“…Así recomendaba el empleo de la pedagogía tradicional encumbrada por Calasanz, Loyola, Manjón, Ponce de León, Vives, entre otros. Las figuras religiosas católicas deudoras de metodologías memorísticas y repetitivas eran los espejos didácticos propuestos, además de aconsejar la lectura de dos obras "admirables y además españolísimas: El Criterio, de Balmes, y El Maestro mirando hacia dentro, de Andrés Manjón… estos libros y aquellos métodos y doctrinas… les servirán de apoyo para formar y robustecer la conciencia católica de los niños" 15 . La tarea de los docentes estaba impregnada por la ideología político-religiosa, que amparaba la exaltación del gobierno de los sublevados, a la vez que encorsetaba su misión.…”