Aunque el modelo de atención en salud ha evolucionado, aún suele desplazar la importancia de incluir la narrativa del paciente e intenta uniformar las necesidades de las personas enfermas. La medicina narrativa nos da la capacidad de interpretar y comunicar los relatos de nuestros pacientes, a través de la escucha activa, así como de valorar la complejidad del ser humano, a diferencia de la salud basada en la evidencia, donde las experiencias de un individuo son extrapolables a otros pacientes sin importar su historia, con lo que se reduce gran parte de la narración a una clasificación objetiva en la ficha clínica, cuando lo correcto sería integrar el paradigma narrativo en la atención de personas enfermas. Creemos que enseñar competencias narrativas y saber científico a profesionales de odontología permitirá estrechar la relación clínica con los pacientes a partir de valores como la empatía y la compasión, mermando el sufrimiento ligado a lo objetivo de sus enfermedades.