“…En México, donde 21 viviendas de cada 100 tienen techo de lámina metálica, cartón o asbesto, y una de cada 100 tiene paredes de lámina de cartón, asbesto, carrizo, bambú o palma, aún no existen leyes que prohíban el uso de asbesto, en especial del crisotilo. En este país se presentan confirmados 500 casos de mesotelioma pleural maligno al año desde el 2010, aunque esta cifra puede estar subestimada de forma importante, ya que en la mayoría de los casos se confunde con cáncer pulmonar [11][12][13] . El potencial cancerígeno del asbesto se relaciona con su tamaño, tipo y, probablemente, con la cantidad de fibras depositadas: aquellas menores de 5 µm pueden ser eliminadas por los macrófagos alveolares o transportadas por el epitelio mucociliar a la tráquea; mientras que las fibras más largas, que no pueden ser eliminadas, se acumulan y provocan fibrosis, placas pleurales, derrame pleural o mesotelioma 14 ; con respecto al tipo de asbesto, los anfíboles parecen ser mucho más agresivos que el crisotilo y, finalmente, el riesgo de presentar mesotelioma pleural maligno parece mucho mayor en las personas expuestas laboralmente a este mineral que en las personas que han sufrido exposición incidental.…”