“…Quizá la institución policial es el primer contacto directo que la ciudadanía tiene con el sistema judicial, no solo en relación con posibles conflictos con la ley, sino con la observación de las conductas de los policías en diferentes escenarios: regulando el tráfico, patrullando, vigilando el acceso a edificios e instalaciones públicas, etc., y también a través de los medios de comunicación, con noticias sobre capturas, operativos y posibles conductas inapropiadas. La imagen, confianza, honestidad o eficacia de la Policía parece guardar relación con el grado de apoyo de la sociedad al régimen político vigente (Páez et al, 2018), de manera que, en contextos de alta criminalidad e inseguridad percibida como la región latinoamericana, con zonas de alta concentración de violencia en la mayoría de sus ciudades (Focás, 2018), es pertinente conocer cómo puede contribuir la percepción social sobre la Policía a disminuir la criminalidad subjetiva, es decir, el miedo al crimen.…”