“…Incluso los individuos sin aparentes daños neurológicos, pero con trastornos de personalidad, bipolar, depresión o hijos de adictos, presentan diferencias en el funcionamiento ejecutivo, no mostrando patologías, pero si deficiencias en el desarrollo ejecutivo (Rivarola, Pilatti, godoy, Brussino y Pautassi, 2016). También en la adolescencia y como producto de la inmadurez en el desarrollo de la CPF los sujetos tendrían tendencia a mostrar deficiencias para la planeación e inhibición y de otras funciones ejecutivas (Tirapu-Ustarroz, muñoz-Cespedes y Pelegrin-Valero, 2002; Verdejo y Perez-garcia, 2005; Vivo, Saric, muñoz, mcCoy, lópez-Peña y Bautista-Arredondo, 2013) lo cual explicaría la heterogeneidad en la forma de realizar elecciones de consumo y su posterior acción.…”